Conocí la existencia de Mimosa Café Lanar esta primavera y fue gracias a Instagram. Recuerdo perfectamente como con ver 2 o 3 fotos de su perfil, quedé totalmente prendada de ese espacio.  Hoy conocemos un poco más a la artífice de una de mis tiendas de lanas favoritas, a Laura. 

Mimosa es 1 café lanar, es decir, que allí las tejedoras pueden hacer muchas de nuestras cosas favoritas: tomar café, merendar delicias caseras, comprar lanas, y lo mejor de todo: tejer y hacerlo en compañía. Mimosa tiene variedad de talleres (punto, ganchillo, telar…) y el popular «Club de los viernes», una cita gratuita capitaneada por Laura, en la que siempre enseña una nueva técnica o un nuevo proyecto (¡ojo que también se hace extensivo al mundo online!). 

Foto: María Cear.

 

Para mí Mimosa no es sitio cualquiera, antes de conocer un poco más a Laura me gustaría decir porqué me parece tan especial, seré breve pero contundente:

  • Mimosa ha sido 1 auténtico soplo de aire fresco al mundo tejeril, tanto offline como online. Laura ha creado 1 estilo propio que desde mi punto de vista ha sentado precedentes en la manera de transmitir un negocio offline al mundo online. 
  • Mimosa es 100% reconocible, no solo por lo cuidado de su diseño y su imagen, también por cómo cuenta las cosas a través de su Stories (por favor, no os perdáis ninguno, siempre aporta risas y reflexiones interesantes). 
  • Mimosa es Laura, y para mí Laura es una persona que va de frente, es honesta y además de un gusto exquisito y un amor por el amarillo evidente, tiene 1 sentido del humor que es de agradecer. 

¡Vamos a por la entrevista! Aviso que es para leerla con calma y disfrutarla, va cargada de información, experiencia y de enlaces interesantes. 

 

Vamos a conocer a Laura, de Mimosa Café Lanar.

PK: ¿A qué te dedicabas antes de abrir Mimosa Café Lanar? ¿Qué diferencias encuentras entre tu vida anterior y esta? ¿Sientes qué trabajas más? ¿Merece la pena? 

Bien, yo tenía un trabajo que a todo el mundo le parecía maravilloso menos a mí. Trabajaba en el departamento de Prensa y Relaciones Públicas de una firma de moda italiana, de las más importantes. Había empezado como becaria en el 2011 y poco a poco, fui ascendiendo. Nunca lo busqué, no era gratificante, tenías que estar siempre arreglada y sonriendo a gente que te miraba por encima del hombro. No es que yo no fuera ambiciosa, pero tenía otras prioridades en la vida. Recuerdo que había un momento del día, sobre las 12-13 de la mañana, que se colaba un rayo de sol por una ventana y venía a dar justo en mi escritorio, ese era mi momento más feliz del día. Así que cuando llegó la oportunidad de tomar la decisión, lo hice. Y creo que nunca me arrepentiré.

 

Ahora trabajo más, de eso no hay duda, pero es que antes trabajaba por dos duros para que mi jefe pudiera montar fiestas en su yate en Cannes. Ahora hago lo que quiero, me organizo y me planifico por mi cuenta, y lo que ingreso a fin de mes – que siguen siendo dos duros porque la vida de autónomo en este país es muy dura –  al menos es sólo para mí. Desde luego merece la pena y ahora mismo no me imagino volviendo a una oficina ni teniendo un trabajo «serio».

PK¿Qué crees que diferencia tu local de otros similares? ¿Tienes algún secreto para que Mimosa se perciba desde fuera como un lugar con vida y dinámico? ¿Por qué un café lanar y no una mercería habitual?  

Lo cierto es que paso bastante tiempo sola en Mimosa. No todo el rato está lleno a reventar. Lo que pasa es que entra y sale mucha gente, y muy diversa. Tengo gente que se pasa solamente a saludar y eso me encanta. Tiendas hay muchas, pero en una tienda normal tengo claro que me aburriría. Además de tienda, cafetería y talleres, organicé una excursión para 30 personas a una granja de alpacas en Cantabria, y preparé un fiestón de Halloween a final de mes. Necesito estar haciendo muchas cosas y muy diferentes todo el rato, no sé vivir sin estar metida en mil historias, aunque a veces me llegue a agobiar. Entonces paro un rato para centrarme, pienso en mi vida y mi trabajo anterior y me digo a mí misma: «Estás haciendo lo que te dá la real gana, así que espabila y deja de quejarte».

 Foto María Cear.

PKMimosa es muy reconocible, su logo, sus colores, todo… ¿Cómo has llegado a tener esa imagen tan reconocible? ¿Te sale de manera natural? ¿Has contado con un equipo de diseñadores o todo estaba en tu cabeza? Cuéntanos detalles sobre tu local, sé que hay agujas de madera en la barra, o que el carpintero te ha hecho la estantería de lanas. ¿Qué otros detalles tienes que nos perdemos los que no podemos ir en directo?

La verdad es que tuve mucho tiempo para preparar lo que es hoy en día Mimosa. No puedo decir que sea todo intuitivo ni que me salga de manera natural, pero casi. Por ejemplo: el logo me lo hizo una amiga que trabaja en Austria. Se vino a pasar las Navidades con su familia en Asturias, y se empeñó en que la acompañase a hacerse un tatuaje justo el día 31 de diciembre. Así que yo decidí hacerme uno también, el único que tengo, un ovillo pequeñito que llevo en el antebrazo derecho.  De camino al estudio de tatuajes, le comenté que estaba intentando montar un proyecto y que necesitaba ayuda con la imagen corporativa. Llegamos a un acuerdo y yo le pagué su tattoo a cambio de que me hiciera el logo. Cuando llegó con el mismo ovillo que me había tatuado aquel día con ella convertido en logo, dudé… «¿Y si fracaso? Lo voy a estar viendo todo el rato en mi brazo», pensaba yo. Al final, aunque hubo varias versiones del logo, me convenció y le cogí mucho cariño porque ya ves, al final tengo a mi amiga Gemma muy presente aunque esté lejos.

Con el tema de la decoración, yo tenía muy, muy, pero que muy claro lo que quería, pero todo el mundo quería «meter un poco la patita» en este asunto. Me recomendaban decoradores, interioristas, expertos en diseño, etc. Fue difícil, pero con mucho Pinterest y con gente de confianza que me echó una mano y me ayudó a plasmar y concretar mis ideas, conseguí montar todo justo como yo lo visualizaba en mi cabeza. Todo muy DIY. 

 

PK¿Qué criterios sigues a la hora de seleccionar los materiales que vendes? Sobre todo lana y algodón. Aunque hemos visto que estás añadiendo nuevos productos, como los libros. (¡Bien!, me encanta!)

Sólo quiero vender cosas que yo misma compraría. Es un tópico, pero es la verdad. Por ejemplo, hubo un momento que venían muchas señoras a pedir acrílico para bebé, y si hubiera tenido, habría vendido a rabiar. Pero por muy lavable que sea, yo no le pondría fibras sintéticas a un bebé. Además hay alternativas, como la lana merino superwash. Esas señoras lo compran en los hipermercados chinos, y con eso no pienso entrar a competir. Es una discusión que tengo continuamente, pero a veces tienes que tomar mini decisiones de ese estilo. Empecé trabajando con la marca Drops, y poco a poco pude ir introduciendo otras marcas como Hilaturas LM o Lanas Alpaca. Mi idea es evolucionar hacia lana artesanal y de autor, pero aún falta un largo camino que recorreré poco a poco, sin prisa, disfrutando del proceso 

PKLos talleres, tanto continuos como monográficos son una parte importante de tu negocio. ¿Crees que sería lo mismo sin ellos? ¿Todos los impartes tú? ¿Cuál es el secreto para atender todo mientras das clases, vendes al público o preparas meriendas? ¿Has llevado la expresión «tejer es mi super poder» a la práctica y por eso puedes con todo?

Bien, el tema «talleres» es complicado. A todo el mundo le encanta asistir a talleres, pero no nos damos cuenta de lo laborioso que es organizarlos. Y sobre todo, si no los impartes tú, no salen rentables. Digan lo que digan. Tengo alguno que sé que me funciona muy bien, como el de Iniciación al Tapiz, en el que las alumnas son muy autónomas y avanzan casi solas, además yo procuro enfocarlo hacia un «momento relajación y desconexión total» para que no se obsesionen con acabar o hacerlo rápido. Me hizo mucha gracia que en el último, al terminar, una chica dijo algo así como «¡Qué paz! Creo que nunca había mirado tan poco el móvil como hoy». 

De todos modos, por las tardes me ayuda Lucía, que tiene 23 años pero es lista como el hambre. Teje, hace ganchillo y estudia un FP de Corte y Confección. No veas cómo maneja a las señoras que entran despistadas a comprar. Mientras yo doy clase de punto y ganchillo, ella atiende la cafetería, la tienda y la web. Y esto es un secreto, pero cuando me veo un poco apurada: ¡soluciones creativas! Si un día estoy cansada y no me apetece tener demasiado público de cafetería, me traigo a las alumnas a la zona de mesas del café. Al principio me agobiaba mucho si alguien que se acababa de sentar se iba porque tardaba un poco en atenderle, pero ahora ya no me preocupa. Si no puedes esperar 5 minutos a que termine una conversación con alguna friki lanar como yo, entonces he perdido 1€ de un café, pero no un cliente para siempre.

 

PK: Compaginas el mundo online con el offline ¿se complementan? ¿Ves diferencia entre tus alumnas/clientas si te conocen por un medio o el otro? 

Bueno, el mundo online es un disparate, tú lo sabes. Y me encanta. El otro día recibí un email que te juro que no pude responder porque estaba tan plagado de faltas de ortografías, que no tenía ni idea de qué me pedía la chica que escribía. Entonces va por días: normalmente me hacen gracia todos los mensajes privados loquísimos que recibo, sobre todo por Instagram, pero como tengas un día un poco «plof» y se te cruce alguien maleducado, te hunde. No me quiero imaginar la gente como Laura de Susimiu o Estefanía de Santa Pazienzia, tiene que ser una locura gestionar sus redes, muchas veces lo pienso. Pero bueno, yo intento contestar a todo y tomármelo con calma. 

Precisamente hace poco organicé una quedada junto con Lucía de Teje y Punto en Madrid, y me sirvió para desvirtualizar a personas con las que me escribo, pero que no les ponía cara. Me «prestó» muchísimo («prestar» es un verbo asturiano que no tiene traducción, es algo así como «gustar», pero más aún) A finales de noviembre me voy a Barcelona a dar un taller en Rosas Crafts y supongo que por fin podré conocer cara a cara a otras tantas tejedoras majas. El mundo online está muy bien, pero salir de la cueva, de tu zona de comfort, y conocer gente nueva, eso no tiene precio.

 

 

Foto María Cear.

PK¿Cómo empezaste a tejer? ¿Cuándo? ¿Quién te enseño? 

Empecé a tejer de pequeña, y me enseñó mi abuela Mary, que era modista. Pero la verdad es que con las dos agujas no pasamos del punto bobo y de un par de bufandas con agujeros, yo prefería la costura porque podía hacerles vestidos a las muñecas. 

 

Ya de mayor, cuando me fui a trabajar a Madrid, conocí a Vicky, la típica amiga que te lía para apuntarte con ella hasta a un bombardeo. Lo mismo nos daba por apuntarnos a patinaje en El Retiro, que a clases de punto. Así acabamos en Black Oveja, con Susana, una profe maravillosa y una de las personas más generosas que conocí en mi vida. Allí formamos un grupillo muy gracioso, ellas aún quedan para tejer en Teje y Punto, y cada vez que bajo a Madrid nos falta tiempo para organizar cenas y reencuentros. Las echo mucho de menos, pero ellas saben que son el Consejo de Dirección de Mimosa, y me animan y ayudan con decisiones vía whatsapp continuamente.

 

 Foto María Cear.

PK: Hace poco descubrí por Stories que prefieres el punto al ganchillo. ¿Por qué? 

Si, es cierto que soy más de dos agujas que de ganchillo. El crochet me parece muy divertido, avanzas muy rápido y puedes hacer cosas maravillosas con muy pocos conocimientos y algo de imaginación. Pero… ¡aaaay amiga!, la ropa tiene que ser de punto sí o sí. Mucho más fino, delicado, los acabados son diferentes y es donde verdaderamente se aprecia la diferencia entre alguien que sabe lo que se trae entre manos. Sin menospreciar a las ganchilleras, ¿eh? 😉 De hecho yo en Mimosa tengo 3 grupos de clases semanales de punto, y sólo 1 de ganchillo. Lo que sí me gustaría en algún momento de mi vida es aprender patronaje, porque suelo trabajar un poco por intuición y creo que unas clases me vendrían de lujo.

 

 

PKPor último ya te he comentado que me encantaría que escribieras un libro con todas las anécdotas de tu tienda… ¿Para cuándo veré mi deseo convertido en realidad? 😉 

 

Ja ja ja, lo de las anécdotas de la tiendina, de verdad que no es ni medio normal. Desde el señor que me intenta vender calamares frescos, hasta los pacientes de Salud Mental que me derivaron desde el ambulatorio con la excusa de «tejer es terapia», pasando por la pareja de cieguitos que ponen reguetón a todo trapo en el móvil para que lo escuche todo el bar y la gente que viene a intentar venderme lana de oveja recién esquilada oliendo a monte… Me lo paso pipa, la verdad.

Pero esta es la parte buena, también hay una no tan buena. Hace poco vino una pareja a preguntarme cómo montar un Mimosa en una ciudad a 14 kilómetros de aquí. Tenían un cacao mental considerable. Ella traía colgado del hombro un bolso de trapillo que por lo menos pesaba 5 kilos. Hace poco también abrió en Madrid un espacio con el mismo concepto: bar, repostería, talleres, y tienda. Yo no recomiendo a nadie montar algo parecido sólo porque creas que tienes una buenísima idea. Que sea una buena idea, no significa que vaya a funcionar. Hay que trabajar sobre esa idea, buscar lo que te hace diferente, estudiar bien tu competencia, tu público, hacer un plan de viabilidad, cuidar mucho la imagen que quieres proyectar, etc etc, y aún así, rezar para que todo salga bien. A lo mejor me estoy mojando demasiado, y soy de la firme opinión de que yo no inventé nada nuevo, pero creo que hay un poco de «burbuja tejeril» y poca gente original con ideas frescas. Yo tuve suerte, y espero que la tenga también toda esa gente trabajadora, idealista y cabezona que se lanza a proyectos imposibles, ¡y si están relacionados con la lana, mucho más aún!

 

Y hasta aquí la entrevista a Laura de Mimosa Café Lanar. 

Te dejo los enlaces a su Instagram, y también a su tienda online

Si vas a Gijón pásate por Travesía del Convento nº 9, allí estará Laura y 1 montón de propuestas laneras a las que sucumbir. 

Yo compré unos conos de algodón este verano en su shop online, y he tejido un sweater al que probablemente bautice Mimosa, iba a enseñarlo hoy, pero creo que la protagonista es Laura.

Por cierto, en Diciembre voy a Mimosa, estaré de viaje unos días, y sin duda para mí es visita obligada, y por supuesto deseada. 

¿Conocías Mimosa?

¿No te gustaría pasar 1 tarde tejeril en este espacio tan bonito?

Laura nos ha dado muchas pistas de lo que significa Vivir Tejiendo, así que me encantaría que compartieras tu opinión en comentarios sobre esta idea de negocio tejeril.

Cuéntame qué te parece la nueva web, que hoy estamos de estreno. 

¡Te espero en los comentarios!

 

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