De vez en cuando me gusta recordar que en Pearl Knitter somos dos, dos personas que piensan, dos personas que tejen, dos personas que ponen patrones en pie… En este post te cuento cómo enfocamos el trabajo en el día a día, es decir: cómo se tejen patrones a cuatro manos.

Pearl Knitter nació desde el principio como un proyecto dual, no es que desde las primeras horas tuviéramos una coordinación perfecta y todo estuviera definido, pero con el paso de los años y el rodaje, conseguimos un método de trabajo que nos permite dar lo mejor de cada una.

Es cierto que yo (Clara) soy la cara más visible de nuestro proyecto, porque aparezco más en las fotos, porque escribo todos los textos, y porque básicamente me encargo de la parte de la comunicación, pero siempre he sentido que comunico por parte de ambas.

¿Pero dónde se encuentra la esencia de PK? En los patrones o cursos, hay otra parte de la comunicación que no se materializa en forma de palabras o imágenes, se percibe a través de lo que tejemos. Quizás más sutil, o menos evidente que una foto o un vídeo, pero es ahí donde radica nuestra esencia, tanto la de Asunta (mi madre), como la mía, dónde hacemos el combo perfecto.

He perdido la cuenta de las prendas que hemos pensado y tejido juntas, ni decir tiene aquellas que fueron al destierro por no materializarse de forma definida. Y es un porcentaje mínimo en proporción a la producción de estos años, lo que está realmente representado en forma de patrón final.

Pero… ¿Qué significa en nuestro caso tejer juntas? No es que cada pieza la tejamos entre las dos (aunque es cierto que más de una vez una ha empezado algo y lo ha terminado la otra). Normalmente ambas tejemos los proyectos en el proceso de creación, por eso casi siempre todo lo que mostramos está tejido en dos colores diferentes.

¿Qué nos permite esta manera de trabajar?

  • Validar los patrones antes de lanzar el test.
  • Comprobar tensiones (tejemos bastante diferente la una de la otra)
  • Verificar el gasto del material aproximado.
  • Experimentar la paleta de color, elegir, descartar, arriesgar…
  • Comentar y compartir sensaciones con respecto al material o las agujas que utilizamos.
  • Encontrar un punto en común en la manera de explicar las cosas.

Y lo que siempre subyace en esta manera de trabajar es que nos enriquecemos la una a la otra.

Durante mucho tiempo yo sentía que al no tener ni la misma intuición para entender el punto, ni los mismos conocimientos, ni la misma capacidad resolutiva para los problemas que surgen mientras diseñas, y menos aún la mente matemática, no aportaba lo suficiente al proyecto.

¿Pero cómo fui mandando al exilio poco a poco cada uno de esos pensamientos negativos? Observando lo que sí ponía de mi parte y dándome cuenta de que, con mis preguntas, sugerencias e ideas, no solo seguía aprendiendo con cada nuevo proyecto, si no que también los encaminábamos de manera mucho más didáctica.

Yo creo que pasarán los años y seguiré sintiendo que mi papel en el mundo del punto es el de aprendiz, nunca el de maestra, pero siendo aprendiz puedes desarrollar ideas, patrones y maneras de enseñar que aportan tanto como quien domina la situación y teje casi con los ojos cerrados.  Al menos así lo veo yo.

Creo que el proceso de crear a partir de unos ovillos es algo que tiene una parte de sistema, de conocimiento previo que hay que tener, pero también mucho de lo que cada cual tiene dentro. Las ideas pueden materializarse de muchas maneras.

Tenemos tendencias y gustos diferentes, a mí me encanta tejer con Intarsia, sería lo único que haría, y mi madre tiene mucho más amor por el volumen, sin embargo, el término medio lo encontramos en los calados.

Para mí los calados, tanto para prendas de verano, como para prendas de invierno, tienen la ventaja de que puedes dibujar, y además está muy ligado a la geometría y a la simetría.

¿Cómo llegamos a una idea que a ambas nos guste? ¿Cómo planteamos el proceso creativo?

  • Trabajamos primero de manera independiente la idea, el concepto en líneas generales. Por ejemplo, si tenemos un encargo con una lana en concreto, escribimos una breve idea de lo que nos gustaría hacer con ella. A veces coincidimos, y otras no.
  • Ponemos las ideas en común, a través de muestras, o a veces solo con dibujos (más en su caso) o con texto (más en el mío).
  • Definimos una intención en el patrón. ¿El ingrediente principal es la construcción que va a seguir? ¿Es el tipo de punto el protagonista? ¿O será el color? Normalmente definir un concepto clave a desarrollar nos permite tener un horizonte claro, lo cual facilita bastante el camino para llegar a buen fin.
  • Una vez que hemos cerrado el concepto clave, entramos en materia, llega el momento de conseguir que una idea tome forma, y ahí empieza el proceso de construcción de la prenda. Son horas de intercambio de audios, alguna que otra vídeo conferencia, y si podemos reunión presencial.

El último paso es fusionar sus notas y las mías y convertirlas en el patrón definitivo, esta parte del proceso es la más lenta y quizás la más pesada, pero el resultado final suele responder a una visión más completa del trabajo, lo que ella no ve lo veo yo y viceversa.

Este es el resumen de cómo trabajamos.

Este post ha surgido porque en estos meses estamos trabajando en algunas colaboraciones de cara al otoño próximo, y llevamos mes y medio adelantando trabajo, y me doy cuenta de cómo hemos avanzado desde que empezamos, y que a pesar de que ahora no compartimos techo, y vivimos a más de 100km la una de la otra, hemos llegado a un sistema de trabajo que nos permite estar igualmente conectadas a través de lo que tejemos.

Con esto cuando tengáis en vuestras agujas alguno de nuestros patrones, ya sabéis cómo han nacido, y la manera en la que los hemos puesto en pie. Si te da curiosidad ver alguno de ellos, los tienes disponibles en la tienda.

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