Tengo tanto amor recorriendo mis venas que me lancé a la aventura de tejer un proyecto para mi Amor. Ese es The Love Project del que ya os había hablado y hoy te cuento las aventuras y desventuras de tejer para alguien que no soy yo misma, ese camino que he iniciado desde principios del 2016, y que cuanto menos, considero difícil, aunque no imposible. Hoy comparto contigo las dudas que suelen asaltar a la hora de tejer prendas masculinas, y después de un poquito de sufrimiento, como solucionarlas.
En el primer post del año os conté que había emprendido otro camino tejeril al que venía siendo habitual en mí, he empezado a tejer -y diseñar- para otros, y pensé que lo ideal sería comenzar por el principio, por mi Amor, con el que voy a formar una familia. Hasta ahí todo bien, un puñado de buenas intenciones, propósitos y hasta ovillos en forma de corazón me salían por los ojos.
Y aunque ya lo sospechaba, ahora lo he podido confirmar: tejer para tu Amor (o para los chicos en general, ya sea tu padre, tu hijo, tu hermano, tu amigo…) es complicado. Es una mezcla de situaciones que desembocan en momentos de frustración y dudas, por un lado está ÉL (que se deshace en halagos), y por el otro estoy YO (que soy la más cruel del mundo con mi trabajo).
Debo decir que esta aventura no la he querido iniciar sola, algunas de nuestras alumnas en los cursos presenciales se han animado a tejer para sus parejas, y me siento mucho más acompañada, porque así todas compartimos cómo va el proceso.
En estos días he conseguido poner en pie las 4 fases tejeriles por la que se pasa cuando tejes para tu Amor:
- Fase 1 – El entusiasmo.
- Fase 2 – Las dudas.
- Fase 3 – El miedo.
- Fase 4 – Triunfa el Amor.
Y es que tejer para tu chico hace que vivas una especie de relación de pareja con tus ovillos y tus agujas, durante un tiempo tus herramientas tejeriles son las que te roban los pensamientos, las que te llevan a las musarañas, las que te hacen reir y las que te hacen llorar. Vamos… como una relación amorosa pero tejida vuelta a vuelta, con sus pasos para atrás y sus pasos para adelante, con su hacer y deshacer si es necesario…
Fase 1 – El entusiasmo
Ese día hay mariposas en el ambiente, suena una música casi celestial en tu cabeza y se te ha ocurrido la maravillosa idea de tejer algo para tu chico. Él ha visto como pasas las noches siempre tejiendo, y hace tiempo que te dice medio de broma, medio en serio «¿Cuándo vas a tejer algo para mí?» Ni corta ni perezosa, presa del entusiasmo, decides sus ovillos y empiezas a darle forma a la idea.
En tu mente está todo tejido. Te has visualizado a ti misma en un proceso lleno de amor, cuidado y buenos resultados, inspirada en su bonita sonrisa cuando le enseñaras orgullosa el proyecto que has imaginado para él… Esta es la fase en la que, como en cualquier enamoramiento, todo te parece perfecto, divertido y maravilloso.
Fase 2 – Las dudas
Aquí empiezas a flaquear, piensas si será mejor enseñarle el color que has elegido o que sea una sorpresa total. Buscas su jersey favorito a escondidas y tomas medidas. Al final te pueden las ganas y con una sonrisa de oreja a oreja, le enseñas el montón de ovillos a modo de ofrenda. Sus ojos rebosan ternura por tu gesto, y su cara es reflejo de un entusiasmo a la par que el tuyo, pero para ti nada de eso es suficiente…
Piensas que no, que en realidad ese color no le ha gustado, que te dice que sí, pero es que no. Ahora dudas de las medidas, porque claro, las has tomado de un jersey hecho a máquina, que a saber cuántos años tiene, porque ESE es SU jersey favorito, y piensas que por más que tejas algo maravilloso es muy difícil competir con SU jersey…
Fase 3 – El miedo
Las dudas dan lugar al miedo, y ahora a cada vuelta que tejes piensas horrorizada que le va a quedar grande, que le va a quedar pequeño, que le va a quedar largo. Tienes al chiquillo mareado de tanto medirlo, le persigues una y otra vez por casa con lo que llevas tejido para probárselo. En estas él percibe el miedo en tus ojos y te dice: «me va a encantar, quede como quede«. Y ahí te hundes, eso es como si te clavara tus agujas de tejer en el corazón, te derrumbas y sale a flote esa «tejedora maligna e insegura» que tienes en tu interior, para decirte con voz casi diabólica: «¿Ves? Eso es que no le gusta«.
Fase 4 – Triunfa el Amor
Y en esta montaña rusa del amor tejeril, después de casi haber rozado el cielo con tus agujas, haber sucumbido a las dudas y el temor, tu Love Project ha ido avanzando casi sin que te des cuenta, con la espalda casi terminada ya puedes corroborar que no, que no te has equivocado, que todo ha ido bien, que las medidas cuadran casi a la perfección, que el color va perfectamente con todo su fondo de armario, que todo lo que habías pensado no eran más que tonterías.
Porque el amor tejeril, queramos o no, en parte, es amor hacia nuestro propio trabajo y a nosotras mismas, y sin darnos cuenta extrapolamos inseguridades innecesarias y nos volvemos perfeccionistas sin necesidad de que sea así.
Yo he pasado por todas estas fases, sin embargo, si se siguen todos los procesos y consejos que damos en nuestros cursos online para tejer más y mejor, el resultado siempre es bueno.
¿Y tú? ¿Has tejido o quieres tejer para tu chico o cualquier hombre de tu entorno?
¿Crees que es cierto lo que dicen sobre que ellos son más difíciles de contentar?
¿Crees que es más complicado tejer para ellos que para ti?
¿Cuál ha sido tu experiencia? ¿Conoces alguna fase más en el proceso?
Estaré contenta de que compartas con todos tus impresiones, y de paso cuéntame si ahora que se acerca el día del Amor, te apetecería celebrarlo tejiendo un proyecto especial para él. ¿Te gusta este diseño? Es clásico y se puede utilizar bastante. ¿Te animarías a tejerlo?
** Que conste que no puedo evitar pensar siempre en 1000 posibilidades cuando creamos un diseño y un patrón, y la ventaja de The Love Project es que es un formato unisex, es decir, que sirve tanto para hombre, mujer, niño y niña. De hecho yo voy a tejer uno para mí cuando acabe el de él…
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Me encanta la idea de tejer para mis chicos. Tener dos hombres lo hace todo más difícil porque uno es muy comprensivo, cualquier cosa le parecería bien, con tal de verme feliz e ilusionada, pero el otro, el hijo rebelde, es difícil, muy difícil, de complacer. Eso me hace tener más ganas de sorprenderle. ¿Cuándo empezamos ese proyecto, Clara? Ahora tengo muy poco tiempo pero me encantaría. Besos y un abrazo grande.
Hola Concha, pues sí, te entiendo, pero lo importante es quedarse con lo bueno de todas las experiencias, porque lo mismo das con la tecla y aciertas con el más rebelde 🙂 Por ahora no hay fecha, pero si este fin de semana le doy un buen adelanto pronto estará terminado y así poder compartir el resultado y contaros novedades. Muchas gracias y una abrazo bien grande!!
Buah me encanta!!! Creo que lo has clavado a la perfección. Me siento identificadisima con todo el proceso.
Yo solo he tejido algunos gorros para mi familia y para mi chico, todo lo demas siempre ha sido para mi. Pero creo que el siguiente paso podría ser arriesgarme con algo mas comprometido.
Me apuntaría encantada si sale un curso.
Hola Ainize, pues es que en realidad compartiendo en los talleres presenciales veo que esta situación se repite más de una vez, así que habrá que pensar la manera de terminar con esos ratos de malestar y disfrutar tanto del proceso como cuando tejemos para nosotras. SI hay novedades tejeriles con respecto a este diseño os lo contaré pronto, pero me alegra ver que te gustaría tejerlo. Un abrazo y muchas gracias!!!
ay!! estoy en las mismas, he empezado una chauqueta para mi chico, despues de darle mil vueltas, y cambiar de patrón mil veces. En cuanto a los colores no había muchas posibilidades, negro, gris, azul marino..jeje. Estoy con la espalda pero confieso que me apetecía tejer algo de una pieza en circulares, estoy enganchadisima,a parte, odio coser. Me apetecía hacer para mi chico una chaqueta no muy gordita, pero antes tengo que acabarle la que tengo empezada. Creo que es más fácil tejer para nosotras. Un abrazo gigante.
Hola Ada, entonces creo que estamos de acuerdo, es más fácil tejer para una misma, sin duda. Si me paso un pelín de largo en el resultado siempre tengo la opción de unos leggings 😉 Y además creo que no soy tan exigente. Espero que vayas muy bien con la chaqueta de tu chico ya que está encaminada, como el resto de proyectos que te plantees. Mucho ánimo, muchas gracias y un abrazo bien grande.
Hola. Me encanta tu descripción. Yo he hecho varios (7) sacos para ellos y me encanta el resultado final, pero cuando tejo para mí, soy demasiado autocrítica y es ahí donde tengo el problema. Creo que no quedó bonito, que no está parejo, etc. Y cuando la gente ve lo que hago les encanta. ?????✨
Hola Sara, bueno entonces tienes experiencia en ambos sentidos. Muchas veces cuando tejemos tendemos a ser muy críticas, independientemente de que sea para nosotras mismas o para otros, pero lo importante siempre es no olvidarnos de disfrutar y aprender con cada prenda, así poquito a poco las críticas desaparecen. Y si cuando seas demasiado dura contigo misma piensa en esas caras sonrientes de quienes ven lo que tejes 😉 Un abrazo grande y muchas gracias por compartir tu experiencia.
Me ha encantado!! De momento mi experiencia tejeril se limita a una bufanda y un gorro para mi hija, y un mitón para mí… el otro aún no lo he terminado 😛 pero tengo muchas ganas de tejer un jersecito para mi hijo y, si me sale bien, lo intentaré con mi marido 😀
Hola Iris, está genial que aunque hayas empezado a tejer hace poco ya vayas pensando en los proyectos que te hace ilusión tejer, porque así siempre se está más motivada. Mucho ánimo y a seguir disfrutando de tu aventura tejeril. Gracias. Abrazo grande 🙂
Bueno! Me ha encantado este post ! Y la comparativa del punto y el amor! Parece que hay mucho más en común de lo que aparenta! Yo no creo que nuestros chicos sean más exigentes, creo que nos dirán que está estupendo salga como salga porque saben el trabajo que supone. Yo como sabes Clara, me animo más a tejer para mi pequeño amor que para el grande, que son menos puntos en la aguja! Y que viva el Love!
No sé por qué no había leído esta entrada hasta hoy y, mira, me parece el día ideal, jajaja. Yo no tengo un Amor al que tejer, pero mi madre siempre me cuenta que la única vez que tejió un jersey para mi padre, la espalda y el delantero le quedaron genial pero las mangas… bueno, la cuestión es que estaba disfrutando tanto, tanto de las mangas que tejió y tejió y tejío y le quedaron larguísimas, claro. Supongo que se las arregló o algo al final, pero siempre cuenta la historia de las largas interminables del jersey que le tejió a mi padre; me encanta esa historia.