Desde que soy madre mi actividad tejeril ha ido mutando y me he visto a mi misma de muchas maneras. Hoy te las cuento en este post. ¿Habrá alguien más que se sienta como yo?
Desde que soy madre no he dejado de tejer. En el transcurso de estos meses he ido percibiendo cambios, tanto personales como a mi alrededor, algunos llamativos, otros evidentes y que me esperaba, y alguna que otra cosa sorprendente.
Lo he resumido en 7 situaciones; seguro que el futuro me depara más cambios; quizás tú, si estás en una situación similar a la mía me cuentes alguna anécdota parecida o me digas qué está por venir. Ahí van:
Situación 1: he descubierto que tengo superpoderes.
Así es, si antes una de las características típicas de mi transcurrir tejeril era la concentración, ahora ésta se ha transformado en unos reflejos, una velocidad y una capacidad inaudita para teletransportarme o alargar mis extremidades de un lado de la habitación a otra en cuestión de segundos, cual superheroína de Hollywood, salvo por el tipín y el modelito, que nada tienen que ver.
Y es que si tejes y tienes un bebé cerca, uno de tus ojos está mirando la labor, pero el otro lo está mirando a él. Él, por supuesto, tiene una fijación extrema por tus ovillos y tus agujas. No importa que tenga mil sonajeros alrededor, ni que le cantes todo el repertorio de las canciones infantiles que recuerdas. Su obsesión, como si fuera un gato, es tirar mis ovillos, y lanzarse en plan temerario hacia las agujas.
No ha quedado más remedio que cambiar los horarios para tejer. Esto me lleva directamente al siguiente punto.
Situación 2: Ya no tejo por el día.
No sé a otras personas, pero a mí siempre se me ha dado muy mal tejer por las noches. Cuando estoy con Eduardo no puedo tejer con normalidad, no pasa nada, porque también he descubierto que puedo alargar las horas de los días más que antes de ser madre.
Cuando él duerme yo tejo, pero solo por las noches, porque la siesta es un momento sagrado para los 2, en el que nos acurrucamos en el sofá y me tiene inmovilizada durante 2 horas, a veces me duermo, a veces no.
La noche, me guste más o menos, se ha convertido en mi aliada lanera, bajo su cobijo, con los ojos más cerrados que abiertos, llevando hasta la extenuación la frase «1 vuelta más y lo dejo«, veo desfilar un capítulo tras otro de alguna serie, le doy al automático a las manos, y procuro no equivocarme. Pero lo cierto es que el agotamiento, sobre todo en los primeros meses de maternidad, es algo que casi no se puede explicar con palabras.
Muchas mañanas mi desayuno, lejos de ser con diamantes, es tirando de la hebra con todo mi dolor para deshacer lo que hice la noche anterior.
Situación 3: Mi hábitat tejeril ha cambiado
Por motivos evidentes mis labores, mis ovillos y mis agujas ya no pueden campar a sus anchas en el salón. Antes cada mesita tenía algo encima: cuadernos, una muestra, un proyecto empezado, otro por coser, más muestras, ovillos, agujas… ¡Ya no! Ahora he tenido que volverme ordenada (o intentarlo al menos).
Mis ovillos ya no están tan a mano, han sido relegados a la zona de trabajo, es decir, la habitación desde la que escribo, metidos en cajitas, algunos visibles, otros no, en bolsas… Y bueno, aunque este nuevo hábitat tiene ventajas para la convivencia familiar, pierdo en improvisación y espontaneidad.
Ahora me he dado cuenta también de lo perezosa que puedo llegar a ser, porque a veces tener que subir la escalera para ir a la nueva ubicación de mis herramientas tejeriles, se me antoja como subir al Everest.
Aún así hay ovillos que se han convertido en juguetes (siempre con supervisión), y proyectos que viven en el salón porque si no es así, quedarían condenados al mayor de los ostracismos: aquellos proyectos que empezaste con ilusión y que con el tiempo, por la sencilla razón de no estar a mano en todo momento, se olvidaron con 1 vuelta a medias.
Situación 4: Me resulta más fácil cocinar que tejer
La maternidad me ha llevado a acostumbrarme a dejar muchas cosas a medias, porque la prioridad siempre es Eduardo y sus necesidades. Por lo que muchas veces me he quedado con 1 ceja depilada y otra no, o he salido a la calle llevando el peor no-peinado que podía imaginar. No es que me haya abandonado, es que sencillamente hay cosas que pasan a un 2º plano casi sin darte cuenta.
Con respecto a tejer pues he visto que muchas ideas se han quedado a la mitad por no poder encontrar la continuidad que necesito para llevarlas a cabo. Sencillamente vivo en una constante, y a veces frustrante, sensación de dejar mis tareas tejeriles a medias. Que si lo piensas no es tan grave, porque la mayor parte del tiempo que estás tejiendo, está sin acabar, es decir, que hasta que no rematas la última hebra, la prenda no está terminada. Así que está claro que se trata de algo psicológico, y entiendo que forma parte de todo el proceso.
El caso es que muchas veces cuando me he agobiado por no poder terminar las cosas cuando deseo, lo que me ha salvado el ánimo es la cocina, ya fuera en formato bizcocho, galleta, tarta, etc, aunque también me van las recetas saladas. Creo que la cocina me sirve de flotador mental porque se trata de una necesidad primaria, porque aunque soy Knitaholic, puedo pasar (muy a mi pesar) 1 día sin tejer, pero no sin comer.
Situación 5: Cuando alguien me ve tejer siempre da por hecho que es para mi hijo.
Esta situación es la que más me ha sorprendido de todas (¡más incluso que los superpoderes!). Y es que no me ha pasado 1 vez, me ha pasado el 80% de las veces que he tejido delante de alguien. Ya sean amigos, familiares o conocidos, todos me han preguntado con un brillo especial en los ojos: «Ay! ¿Eso que estás tejiendo es para el nene?». No importa que lo que tenga entre las agujas sea claramente una prenda gigante que no valdría para 1 niño de 10 meses.
Acto seguido, cuando ilusa de mí contesto: «No, es una prenda para mí», veo desaparecer la ilusión del rostro, seguido de un silencio incómodo y un giro de cabeza hacia el lado de mi interlocutor.
Es ese momento cuando en mi cerebro se produce un cortocircuito mental y se me pasan por la cabeza pensamientos tipo: «Uy, es verdad, desde que ya no estoy embarazada no he tejido nada para él, soy lo peor», o «Vaya, que mala madre, siempre tejiendo para mí». Una vez que todas las culpabilidades me han azotado me pregunto: «¿Y que tiene de malo que teja mi propia ropa? ¿Acaso por ser madre ya solo se espera de mí que teja prendas pequeñitas?».
Sinceramente, no lo entiendo. Todo tiene su momento. Y eso me lleva a las 2 últimas situaciones que he vivido desde que soy madre y sigo tejiendo.
Situación 6: se ha despertado en mi un interés extra por todo lo que se pueda tejer y no requiera talla.
Ya en el embarazo me pasó, y os lo conté en 1 post en el que hablaba de qué tiene tejer 1 chal que no tenga otra prenda (puedes leerlo aquí). Y es que cuando estás viviendo la experiencia de la maternidad, desde el embarazo al puerperio, y los primeros meses o años de tu criatura, tú y tu cuerpo estáis a tope de cambios, y muchas veces sientes que ninguna de las prendas que caen en tus manos te resulta lo bastante cómoda.
Otras veces piensas que para qué tejer algo que quizás no te puedas poner en meses, así que para esos momentos siempre nos quedará tejer prendas sin talla, como un 1 chal, 1 mantita, 1 cojín, o tejer para otros.
Consiste en no dejar de tejer. Pero como una de mis debilidades es hacer parte de mi propia indumentaria… Paso a la última situación.
Situación 7: quiero adaptar mis diseños a mi Yo de ahora mismo.
La vuelta al blog ha supuesto que se acentúe la necesidad de terminar los proyectos que empiezo. Antes de ser madre era mucho más constante, y me costaba menos trabajo. Ahora a veces me parece una odisea. Precisamente ponerme como meta adaptar uno de nuestros propios diseños está funcionando, porque requería de varios factores para que esta mini terapia tejeril que yo misma me estoy aplicando, fuera efectiva.
- Necesitaba encontrar un proyecto sencillo a la par que placentero, nuestro Mafalda Sweater lo es. Puedes verlo aquí.
- Quería que fuera de uso más o menos inmediato. Este diseño es primaveral/veraniego. Puedo tejerlo con la motivación de estrenarlo en breve.
- Requería que la adaptación no fuera complicada, adaptándose más a mi cuerpo actual que a cuestiones numéricas. Y sin duda este diseño puede hacerlo.
¿Qué he hecho? He adaptado el diseño original del top a un Sweater, y he cambiado el material, en vez de utilizar una cinta de algodón plana, estoy tejiéndolo con 1 algodón mucho más fino de torsión redonda con agujas del 5 y no con agujas del nº 6. He aumentado bastante el largo para que me cubra por debajo de las caderas, y añadido los puntos y las vueltas que corresponden a mi cuerpo actual.
De esta manera estoy consiguiendo tejer cada noche un poquito, darle vida a un patrón ya existente y tener 1 nuevo diseño, porque como siempre digo cada patrón tiene 1000 vidas. Y mi terapia funciona, cada vez me siento mejor, con menos presión, y cada vuelta que avanzo es 1 paso a conquistar ese tiempo para mí, tan necesario para seguir funcionando correctamente.
¿Y tú? ¿Te animas al placer de tejer 1 proyecto sencillo?
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Y estas son las nuevas situaciones a las que me voy enfrentando cada día, te dejo un pedacito de mi salón, donde conviven como pueden juguetes, ovillos y proyectos que espero terminar bien prontito.
Ahora me encantaría saber, seas madre o no, si tú también te enfrentas en tu día a día a pequeños obstáculos o cambios que afectan a tu producción tejeril, si tienes algún truco para avanzar cuando quieres adelantar.
¿Cómo compaginas tu vida tejeril con tu vida en general?
Te espero en los comentarios. ¡Como siempre!
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Uff! Mucho que comentar, la mayor parte se quedará en el tintero, para no aburrir.
Pues sí, me reconozco en los puntos que marcas. El que más me ha llamado la atención es el punto 5, porque está tan relacionado con la presión externa sobre las madres. Una vez que se me pasó el síndrome nido (hacerle sabanitas para minicuna y cuna, mantas, ropita, es que también coso) y di a luz a Elvira, los trabajos costuriles, tejeriles y ganchilleros (el ganchillo es menos «peligroso» que las puntiagudas agujas de todo tipo) pasaron a ser mi válvula de escape y a veces tenían un sentido práctico hacia mi baby y otras no. En mi caso descuidé hacer cosas para mí misma hasta que la niña fue más grande por falta de tiempo (prioridades mal enfocadas o caos de organización) pero sí trataba de probar, a veces tan sólo dibujar, las múltiples ideas que me venían a la cabeza. Hacer cosas para una misma o por placer siendo madre me parece indispensable por ser tan gratificante, por no olvidarnos de nosotras que estamos la mayor parte del día volcadas en las imperiosas necesidades de otro ser, y porque sí, porque no dejamos de ser nosotras, las personas que éramos antes, con nuestras propias necesidades. No debería hacer falta justificarse. Pero ahí está todo el peso de lo que nos han inculcado. Y una cosa que me pareció escandalosa es que desde que nace tu hijo/a parece pasar a ser patrimonio de la humanidad. Sea en cuestiones tejeriles o no, todo el mundo, no sólo familia o amigos sino peatones, camareros, dependientes… se cree con derecho a decirte cómo desempeñar tu labor de madre o qué es mejor para el niño, pero siempre con un factor aleccionador y corrector, recriminatorio, sin haber sido consultados e incluso sin conocimientos directos. Sí, eres madre, eres objeto de juicio ajeno y si hiciéramos caso a todo este mito de la maternidad nunca seríamos más que madres, enterrando para siempre nuestro yo. Hay que hacer campo de fuerza y que rebote ;D
Hola Betty: pues una maravillosa aportación al post, estoy tan de acuerdo contigo, y me siento muy identificada. Ser madre me ha hecho ver muchas cosas y quedarme pasmada en más de 1 ocasión con tooodo lo que se juzga, todo lo que se espera, todo lo que se da por hecho. Y precisamente en detalles pequeños, como el que todo el mundo crea que todo lo que tejo es para mi hijo, empiezo a ver con claridad todo el peso que se nos echa encima. Sin duda la maternidad es una experiencia única, pero independientemente de mi parte más íntima y a nivel personal, me ha servido para toparme de bruces con tantos comportamientos que yo creía del siglo pasado, y sin embargo están muy vigentes. ¡Me uno al campo de fuerza! Y una vez más, aunque ya te lo comenté, gracias por tu recomendación del libro «Maternidad y creación», sin duda una de mis mejores adquisiciones. Un abrazo bien grande, y mil gracias por compartir tu experiencia y tu punto de vista aquí.
Gracias a ti, Clara, por semejante post. Por tu creatividad, visión personal y estos retazos impagables de tu vida privada.
No suelo participar pero no me pierdo ni uno.
Sobre lo del libro… ¡me alegro!
Besazos
¡Gracias a ti! Que nos leas ya es un piropo estupendo, y las palabras que dedicas a mi trabajo ni te cuento. Tus aportaciones son muy valiosas, no solo para mí, también para todo el que aterrice por aquí. Un abrazo grande!!
Hola Clara:
Me he reído mucho con tu post y , por supuesto, me identifico contigo y con el resto de madres y mujeres que endosamos una lista larga de transformaciones y cambios que son interminables y no tienen fin. Estos son los primeros puntos, más tarde y cuando el peque crezca, habrá más. El mío tiene 23 añazos y todavía descubro superpoderes de madre o doy prioridad a sus cosa, antes que a las mías. Si a eso le añado mi segunda profesión que es escribir (la primera es contable) y que tengo una gata de dos años que es una loca de los ovillos de lana, imagina el tiempo que me queda para mi pasión tejeril, que no decae y lucha por mantener su espacio. Una locura, sí señor. Pero mi amor por todas estas cosas superan los obstáculos de compaginarlas y de hacerlas ese hueco que merecen. Los cambios nos ayudan a ser mejor madres y mejor personas y seleccionamos mucho alrededor. Yo he de priorizar, ya no me pongo metas ni elaboró grandes proyectos, sino que dejo fluir el tiempo según viene. Y, por supuesto, tengo siempre un ratito para leer tus post y saber cómo vas y con qué nos vas a sorprender. Mil gracias por hacerlo tan bonito y mostrar tu lado más humano entre esa mezcla de lanas. Un abrazo, Concha.
Hola Concha, ya me imaginaba que esto era solo el principio 😉 ¡Todo lo que queda por venir! Pero espero poder seguir compaginando todo lo que me gusta poquito a poco. No sabía de tu segunda profesión, me parece maravillosa, y como todo, y sobre todo el ámbito creativo, necesitamos ese hueco en nuestro día a día para dedicarlo a lo que nos gusta y nos apasiona, que al fin al cabo es lo que nos hace ser como somos. Estoy contigo en lo de las metas, no tiene sentido que con todas las presiones que ya tenemos nos echemos más encima. Muchas gracias a ti por tus palabras, por sacar el hueco para leer el blog y acompañarnos en este camino tejeril. Un abrazo bien grande!!!!
Hola de nuevo!
Sólo añadir una cosa muy chula sobre tejer y los bebés: ¡las muestras de tensión y de puntos les flipan! y es un modo genial para que experimenten con texturas. Si además se usan otros materiales aparte de lana y algodón (tul, lúrex, rafia…) ni os cuento. En mi taller se lo pasan bomba cuando aparecen amigas con sus churumbeles, sólo tengo que sacar el cajón de muestras y ya se monta la fiesta multicolor. Y todas las que descarto se las queda mi hija, ahora de 7 años, para incorporarlas a sus juegos o decorar su mundo.
Abrazos para todas las pearknitteras
¡Uy! Esto de las muestras me lo apunto, que bien, y es que al final todo el trabajo tejeril, de principio a fin, va siempre más allá de 1 vida. Me ha encantado saber que muchas de tus muestras se han transformado en parte de los juegos de tu hija. Estoy segura de que por aquí trataremos de que ocurra igual. Un abrazo grande, y como siempre: ¡una excelente aportación! 🙂 ¡Muchas gracias!
Pues yo no he podido retomar las agujas, pero es que mi pequeño sólo tiene un par de meses y además me encanta tenerlo en mis brazos, así que de momento no caben las agujas. Pero sé que lo retomaré, sobretodo para tejer para mi chiquitín, porque las prendas son más pequeñas y así acabo antes y hago más cosas, como cuando estaba embarazada. Es que es tan satisfactorio ver algo terminado! Y cuando luego se lo pongo la emoción se multiplica por mil!
Hola Ixone, claro, con un bebé de 2 meses es más complicado, así que a disfrutar de todos esos momentos, que como ves, más tarde o más temprano todas volvemos a encontrar esos momentos para tejer. Coincido contigo en lo agradable de ver las prendas terminadas, es un gustazo, sea para nosotras o para alguien que queramos, siempre, siempre, llevan un pedacito de nosotras mismas. Un abrazo grande y que vaya todo estupendamente. Muchas gracias por compartir tu experiencia con nosotras.
Hola Clara,
Si, tengo dos hijas una de 11 años y otra de nueve. Tejo de «jobi» y también Hago otras labores… todas con muchas ganas y pasión.
Pero te entiendo perfectamente, siempre es un cambio, ser madre es durito pero…
Ha sido un placer, poder leer tú mensaje. Siempre es un consuelo, saber que no es solo, a una misma que le pasan estas cosas.
Todas en algún momento de la vida, a pasado, pasa o pasará esta situación, si no es tejiendo, será con otra cosa.
Un Saludo.
Hola Carmen: claro que sí, esto que yo cuento, como tú dices, ya sea con tejer o con cualquier otra cosa nos pasa a todas. Lo importante es disfrutar de todo en el momento. Y muy importante vernos también arropadas, eso siempre da ánimo y nos hace sentir mejor. Y por supuesto hacer lo que hacemos con pasión es el ingrediente mágico para que todo funcione, aunque se teja 5 minutos, o pasen 5 días sin tejer.
El placer es tenerte a ti aquí, comentando y compartiendo con todas tu experiencia. Muchas gracias. Un abrazo grande!!
Estoy completamente de acuerdo contigo.
Primero tuve hijos y ahora nietos.
Pero estoy en la misma situación que antes.
Pero que feliz me hace tejer para mis nietos y para mi.
Hola Marga, al final hay que adaptarse, como en todo en la vida para encontrar nuestros momentos. Me alegra mucho que tejer para ellos te haga tan feliz. Un abrazo grande y gracias!!!
Hola,Clara..aunque con 67 años 2 hijas y 2 nietas,me vi reflejada en tu post,soy cubana,y cuando nacio mi segunda hija hacia labores a mano,ya q por mi condicion de no revolucionaria ,no conseguia trabajo,recuerdo cuando mi niña aunque solo tuviera un sonajero queria juzgar con mis labores,pero a cambio cazuelas,tapas y cucharas eran su premio para q hiciera misica y yo asi mismo con un ojo en la labor y otro en ella a duras penas continuaba ,hasta q cambie de horario,para el nocturno y de labor a otra como mantas de bebe y arrullos q eran mas faciles,pot ańos como el pulpo tratando de abarcarlo todo,con mis nietas es diferente,Han crecido,13 años y 6 ,les doy aguja e hilo,supervision y con Las interrupciones propias de las principiantes,las frustraciones cuando no ven Los resultados,pero seremos muchas Las q mis identificaremos contigo…gracias x compartir tu dia a dia y hacernos recordar…..un abrazo Maria Oti…
Hola María, que alegría saber de ti. Yo también acudo a todo tipo de tapaderas como juguetes, le encantan. Lo único que creo que no le gusta de los ovillos es precisamente que no hacen ruido. Me encanta saber que tus nietas y tú compartís momentos tejeriles, que bonito traspasarle tus conocimientos y hacerlo juntas 🙂 Muchas gracias a ti por compartir tu experiencia con nosotras, y que bonito lo que me dices de que te he hecho recordar. Un abrazo bien grande y a seguir tejiendo!!!
Uffff!! La verdad es que desde que soy madre eso de coger las agujas es casi una odisea… Mi peque tiene solo 3 meses y lo poco que tejo lo hago de día en alguna de sus siestas. Hoy por hoy tejer de noche ni me lo planteo porque cuando le acuesto estoy agotada y me meto en la cama.
En mi embarazo tuve mucho tiempo para tejer, coser, bordar… Estuve de baja desde los 4 meses al ser de alto riesgo y lo llevé muy bien gracias a las labores. Hice un montón de cosas que nunca podía hacer por falta de tiempo y al peque le hice jerseys, zapatos, juguetes… Ahora que le tengo conmigo me apetece hacerle cosas más tipo amigurumi, mantita, decoración para su habitación… Pero lo que me falta es tiempo! Intento buscar una hora al dia para dedicarme a mí (que pocas veces puedo) y muchas veces me apetece dedicarla a las labores. Me concentro en lo que estoy haciendo, me evado… y cuando acabo estoy como con las pilas cargadas.
Lo de dar por hecho que tejes para tu hijo también me ha pasado desde el embarazo!!! Imagínate…
Hola Laura: es que con 3 meses es más difícil, aunque sea un nene dormilón esos primeros meses son una locura, y lo mejor que puede hacer una es dedicarse a ella misma y las atenciones del bebé. El agotamiento va cambiando, yo no sé describir el de los primeros meses, pero me podía quedar dormida de pie y a cualquier hora, es decir, que cuando él dormía yo aprovechaba para hacerlo también. Después con el paso del tiempo ya puedo hacer más cosas y dormir a horas más normales.
Que bien que en esos meses las labores te ayudaran, hacen muy buena compañía cuando una tiene la cabeza en otra cosa. A mí, que también fue complicado los últimos meses me vinieron de perlas. Pero tuve que dejarlo, porque se me durmieron los brazos y las manos (4 meses así!!! Una pesadilla para una tejedora), tejía poquito, poquito.
Lo de los amigurumis también lo he pensado, y alguno tengo empezado, ideas miles, pero como tú dices el tiempo escaso!!
Pero que bien que por poquito que sea nos ayude a cargar pilas.
Y que la gente solo piense que tejemos para ellos, no sé, lo he compartido porque no deja de asombrarme. Como decía Betty más arriba, todo tiene que ver con la presión externa hacia las madres. Habrá que hacer por cambiarlo. Y tejer para ellos, para nosotras, para una amiga, o para quien nos apetezca, pero sin que den por hecho nada!!
Muchas gracias por compartir tu experiencia con nosotras. Un abrazo bien grande y a seguir disfrutando de esos ratitos tan nuestros. 🙂
Ay! Me olvidé de decirte que a dos agujas lo que sí he tejido porque es súper rápido son animalitos estilo Waldorf: gallos, gallinas, conejos, pollitos… Y ahora estoy con un coderito. A los peques les encanta y como he visto en las fotos que tienes el arco iris Waldorf igual te sirve la idea para tejerle al peque. Siempre es más agradable un juguete natural, hecho a mano… Te dejo la idea! En mi blog y en mi Instagram los puedes ver y el patrón también. Besos!
¡Que bien! Muchas gracias 🙂 Pues lo miro en tu perfil. Que ilusión. Si es que todo esto es muy divertido, yo no sé si lo pasan mejor ellos con el resultado o nosotras haciendo estas cosas. Un abrazo!!! Me lo apunto 🙂
Todo totalmente cierto, tener hijos cambia tu vida en todos los sentidos; simplemente hay que adaptarse y priorizar. No te sientas culpable si de vez en cuando le dejas el niño a la abuela (que seguro no te pone pegas), nosotras también necesitamos nuestros momentos de esparcimiento, solas o acompañadas, no por ello vamos a querer menos a nuestros hijos. Malas madres? No, simplemente hacemos las cosas como podemos, cada vida es un mundo y no todas vivimos las mismas circunstancias. Es triste ver que la mayoría de críticas vienen de otras mujeres, como si tuvieras que ceñirte a un canon establecido para ser madre. En mi caso, todo era dormir, la niña dormía y yo dormía jejeje, lo demás podía esperar. En esa época las agujas no las toqué, no por falta de tiempo (mi niña era y es una marmota), más bien no se me ocurrió. Hasta el año pasado no empecé a hacerle cosas ( y la niña ya tiene 9 años O.o tempus fugit) Cada cosa tiene su tiempo, cada cual a su marcha, cada cual con sus circunstancias y a quien no le guste que se vaya a freír espárragos… Mis ovillos están a salvo de momento, la nena quiso aprender hace un par de años a tejer pero se cansó enseguida; cuando tenga 10 (la edad con la que yo empecé) ya será otra cosa, volveré a intentarlo XD
Hola Beatriz:
Sí, la verdad es que no hay quien dude sobre el tema. La vida cambia, y lo cierto es que también nos sirve para redescubrir muchas cosas, para adquirir superpoderes y para alagar los días todo cuanto podamos. Y siempre, como tú dices, lo mejor que cada familia puede.
Lo de las críticas, puff! Es agotador, aunque en mi caso también me he encontrado con hombres que ha decidido opinar sobre mi lactancia o sobre si Eduardo duerme conmigo o no. En cualquier caso, hombres y mujeres, y en cualquier versión: primo, hermano, amigo, tío… Se creen con derecho a opinar o juzgar, y la verdad es que no lo soporto. Pero nada como coger las agujas para que se me pasen los disgustos 😉
Me alegra saber que quieres volver a enseñarle a tejer a tu pequeña, le guste más o le guste menos, me parece una actividad y un saber muy bonito y útil que transmitir a quien quiera aprenderlo. Muchas gracias por compartir tu experiencia con todas. Un abrazo muy grande para las dos!!!
Hola Clara, te he descubierto hace poco y no sabes lo identificada que me siento contigo. Yo tb me llamo Clara, como mi madre y como mi abuela y tb he estudiado Historia del arte y por supuesto soy knitaholic.
Tengo dos hijas pequeñas, a las que no he llamado Clara, jeje, pero seguro ellas seguirán la tradición algún día
Solo quería comentar el poder terapéutico de tejer para los peques. Yo voy a un curso de punto donde todas las chicas nos hemos llevado a nuestros bebés. Los hemos puesto juntos encima de la mesa, en los carros,…rodeados de ovillos y con nuestras voces y se portan fenomenal y así nosotras podemos tejer!
Les encanta tener ovillos entre los dedos!!!
Hola Clara: Tenía ganas de contestarte desde el otro día. Me encantó tu mensaje. Pero esas cosas que pasan a veces que me resulta imposible encontrar un momento para contestar tranquila. Cuantas casualidades, y que buenas coincidencias 🙂
Y muchas gracias por tu aportación, me ha encantado saber que donde vas a tejer los bebés son bienvenidos y que además ellos disfrutan con vosotras, menudo ambientazo!! Me encantaría verlo o poder participar en algo similar. Aquí donde yo vivo, un poco apartada de todo, solo disfruto de reuniones tejeriles cuando nos juntamos varias de las familias…
Un abrazo muy grande, bienvenida y feliz de tener a una Clara más por aquí.
¡Muchas gracias!
Buen dia Clarita es un gusto para mi recordar mis años de juventud cuando tenia a mis pequeños, yo no puedo decir que en ese entonces tejia, por que trabajaba, pero si disfrutaba hacerle muestras a mi Mamita para que ella la experta hasta el dia de hoy pueda confeccionarles muchas cositas bellas, hoy aunque aun no soy abuela he aprendido mucho con los consejos de Mamita y con consejos de muchas amigas que nos dedicamos a este lindo oficio, tejo para mi hija ella luce las cositas lindas como dice ella y para nosotras, es una forma de relajarnos, de vivir una vida tranquila y sobre todo disfrutar el aprender cosas nuevas, me encanta tu blog y te felicito por contar cosas q vives en tu dia a dia y que puedes ayudar a muchas jovenes que recien se inician en ser madres y como aprovechar el tiempo libre aunque pequeño en algo util para la familia o verlo como una forma de negocio que ayudara a salir adelante a la familia, un millon de bendiciones.
Hola Guadalupe, muchas gracias por compartir tu punto de vista con nosotras. Me agrada haber hecho que recuerdes esos momentos con ternura. Y me alegra mucho que a día de hoy también tejas y que tu hija lo luzca orgullosa. Es estupendo poder aprender a tejer, ya sea a través de 1 familiar, con 1 blog o con You Tube. Sin duda tejer es una herramienta para el crecimiento personal, y por supuesto que puede convertirse en 1 negocio, hay muchas maneras de trabajar en relación al tejido y todas tienen su encanto. Un abrazo grande!!!
No necesitas tener niños pequeños para que la gente juegue con los ovillos como si fueran gatos. O sólo me pasa a mí? xD
Ja,ja,ja! No, no es necesario, pero lo que yo no sé es como siempre tus ovillos peligran contigo, que si a punto de ser robados, que si gente que juega con ellos como gatinos… Vas a tener que poner medidas de seguridad 😉